Los resultados revelaron que el proceso de recuperación se asocia a una reducción gradual neutrófilos, que son los glóbulos blancos más comunes.
Madrid, 15 de junio (Europa Press).- La recuperación de la COVID-19 grave se caracteriza por la reducción de ciertos glóbulos blancos y por cambios en la regulación molecular del sistema inmunitario, según un estudio internacional coordinado por el Centro Alemán de Enfermedades Neurodegenerativas.
En su trabajo, publicado en la revista científica Cell Reports Medicine, los investigadores examinaron la sangre de 139 pacientes que habían recibido cuidados intensivos. Utilizando un novedoso método de análisis de datos, identificaron, a pesar de las diferencias individuales en el curso temporal de la enfermedad, mecanismos de relevancia compartida que caracterizaban el proceso de recuperación desde una perspectiva inmunológica.
La COVID-19 puede afectar a múltiples órganos. Sin embargo, se sabe que la enfermedad está marcada significativamente por la respuesta inmunitaria. “Esta respuesta se refleja en la sangre porque es por donde circulan los glóbulos blancos. Estas células son componentes esenciales del sistema inmunitario. Por eso, nuestro estudio se centró en la sangre de los pacientes”, afirma Amit Frishberg, uno de los responsables de la investigación.
Mature neutrophils and a NF-κB-to-IFN transition determine the unifying disease recovery dynamics in COVID-19 https://t.co/d0CyY15mrC
— Ariakas Enoreth (@Aenoreth) June 14, 2022
En total, los investigadores estudiaron muestras de sangre de 139 adultos, cuyas edades oscilaban entre los 21 y los 86 años, y la mayoría eran hombres. Los datos procedían de tres cohortes diferentes. Todos los pacientes habían recibido tratamiento en una unidad de cuidados intensivos (UCI), incluida la ventilación: 105 se recuperaron hasta el punto de ser dados de alta de la UCI, mientras que 34 murieron.
El análisis reveló que el proceso de recuperación está asociado a una reducción gradual del número de los llamados neutrófilos. Son los glóbulos blancos más comunes y, dentro del arsenal del sistema inmunitario, actúan como una de las primeras líneas de defensa contra los patógenos.
“Descubrimos que los pacientes con COVID-19 grave tienen un elevado número de neutrófilos maduros, es decir, plenamente desarrollados, en su sangre, cuyo recuento disminuye durante el proceso de recuperación. Los recuentos de otros glóbulos blancos también cambian al volver a los niveles normales, y algunos de ellos disminuyen mientras otros aumentan. Sin embargo, estos cambios son menos pronunciados que en los neutrófilos”, detalla Frishberg.
Además, observaron que en los pacientes de la UCI, un aumento de los neutrófilos maduros durante un periodo de tiempo prolongado es muy probable que provoque un desenlace fatal. “Esto se debe posiblemente a que el aumento constante se asocia a una respuesta inmunitaria excesiva y, por tanto, perjudicial. El número de estas células en la sangre podría, por tanto, servir de biomarcador y ser más significativo para predecir el desarrollo de la enfermedad que otros biomarcadores que se están discutiendo actualmente”, explica el científico.
Los investigadores detectaron otros cambios en el curso de la recuperación que afectan a las vías de señalización molecular y a los mecanismos reguladores del sistema inmunitario. “Lo notable de nuestros hallazgos es que la recuperación siguió el mismo patrón biológico en todos los pacientes, a pesar de las diferencias individuales en el curso temporal de la enfermedad. Hay, por así decirlo, un hilo conductor. En nuestros datos, no hemos encontrado ninguna evidencia de que el proceso de recuperación tras la COVID-19 grave pueda seguir trayectorias diferentes”, remacha Frishberg.